domingo, 25 de septiembre de 2011

FENOMENO DE LA EDUCACION SEGÚN KANT

El hombre es la única criatura que ha de ser educada. Entendiendo por educación los cuidados (sustento, manutención), la disciplina y la instrucción, juntamente con la educación Según esto, el hombre es niño pequeño, educando y estudiante. 
…. La educación es un arte, cuya práctica ha de ser perfeccionada por muchas generaciones.
Cada generación, provista de los conocimientos de las anteriores, puede realizar constantemente una educación que desenvuelva de un modo proporcional y conforme a un fin, todas las disposiciones naturales del hombre, y conducir así toda la especie humana a su destino. La Providencia ha querido que el hombre deba sacar el bien de sí mismo y le habló, por decirlo así:
«¡Entra en el mundo!; yo te he provisto de todas las disposiciones para el bien. A ti toca desenvolverlas, y, por tanto, depende de ti mismo tu propia dicha y desgracia.»

El hombre debe desarrollar sus disposiciones para el bien; la Providencia no las ha puesto en él ya formadas; son meras disposiciones y sin la distinción de moralidad.

El hombre debe hacerse a sí propio mejor, educarse por sí mismo, y, cuando malo, sacar de sí la moralidad.

Como puede advertir el lector informado, Kant se anticipa a Rawls al señalar que el hombre carece al nacimiento de los valores como la bondad, la amistad, la belleza, la solidaridad y que es labor de la educación formal y de la familia inculcarlos en el niño.

Otra idea importante en la pedagogía kantiana está en considerar que la educación es el problema más grande al que tiene que enfrentarse el ser humano; tanto así que si los problemas esenciales del ser humano se pudieran reducir a dos, éstos serían el ya indicado y el otro es el de gobernarlo; por tanto hay que dedicarle la atención que ambos temas se merecen.

Ya el asentar esta problemática pone al filosofo en el camino de la reflexión más ardua y que pese a la dedicación de mentes esclarecidas, la educación es siempre una preocupación que no tiene la solución más conveniente.

La tercera afirmación válida de Kant es que el hombre llega a serlo solamente por la influencia de la educación: el hombre llega a ser hombre exclusivamente por la educación, el por qué es difícil la tarea se debe a que el hombre debe perfeccionarse a sí mismo, pasando la tarea a las nuevas generaciones, por lo cual la pedagogía trasciende a la historia.

La racionalidad de Kant ante este fenómeno humano da paso a los sentimientos, lo que no vemos en otras de sus obras. Kant se emociona, y ante la pedagogía se transforma en idealista, porque gran parte de su vida la dedicó a la enseñanza, que fue desde muy joven su trabajo y su forma de vida.

El filósofo es consecuente con su teoría sobre el deber, que conlleva a la disciplina, es decir, el sacrificio de los placeres para cumplir con el objetivo vital del ser humano: cumplir con su deber, no por obligación, sino por una convicción interna. Veamos con sus propias palabras lo que pensaba acerca de la disciplina como requisito para poder educar al ser humano:
El género humano debe sacar poco a poco de sí mismo, por su propio esfuerzo, todas las disposiciones naturales de la humanidad.
Una generación educa a la otra. El estado primitivo puede imaginarse en la incultura o en un grado de perfecta civilización.
Aun admitiendo este último como anterior y primitivo, el hombre ha tenido que volverse salvaje y caer en la barbarie.
La disciplina impide que el hombre, llevado por sus impulsos animales, se aparte de su destino, de la humanidad.
Tiene que sujetarle, por ejemplo, para que no se encamine, salvaje y aturdido, a los peligros. Así, pues; la disciplina es meramente negativa, esto es, la acción por la que se borra al hombre la animalidad; la instrucción, por el contrario, es la parte positiva de la educación.

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